Mientras le daba masajes a esta preciosa rusa, ella empezó a frotar su mano sobre mi polla. No tuve más remedio que devolverle el favor metiéndole el dedo en el coño. Luego me hizo una mamada mientras yo le acariciaba las tetas. Después le abrí las piernas sobre la mesa de masajes y le di duro a su cremoso coño.
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