Mi mamá morena caliente siempre ha estado en mis fantasías desde que entendí lo que era el sexo. Voy a su habitación para preguntar qué desayunamos y, por suerte para mí, la pillé tocándose el coño maduro. De la emoción, la agarré y comencé a lamerle el coño; cuando me di cuenta de que no estaba tratando de detenerse, procedí a deslizar la polla de mi caballo en su dulce coño.
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